domingo, 2 de diciembre de 2012

Que deprisa pasa el tiempo






Tal día como hoy, hace ocho años, a las dos menos diez del mediodía, mi muñequita se decidía a dejarse conocer, adelantándose en diez minutos a las predicciones de sus tíos que me habían vaticinado que nacería el día dos a las dos y dejándonos a todos claro desde un principio que a ella nadie le dice lo que tiene que hacer.

Ahí estaba yo, totalmente perdida como madre primeriza que era, contemplando en su cunita de hospital a ese bebé que acababa de llegar a este mundo sin manual de instrucciones, totalmente agotada después de dos noches sin dormir, un día entero de contracciones y una matrona muy poco eficiente que en lugar de ayudar en el parto lo único que hizo fue entorpecer. Y aún así la primera noche la pasé sin pegar ojo por miedo a que a mi chiquitina le pasara algo. La veía tan pequeñita, tan frágil, tan vulnerable…




No terminaba de creerme que esa personita que dormía junto a mí fuera realmente mía, que esas piernecitas diminutas fueran las que me habían golpeado las costillas desde mi interior. Y es que sólo yo sé lo mucho que se han movido mis niños durante los embarazos.

Me parece increíble cuando algunas madres comentan que apenas notaron a sus hijos. Los míos pateaban por ellos y por todos esos que apenas se movieron. La gente me decía que hasta los cuatro meses no suelen notarse las pataditas, en el primer embarazo incluso más tarde. Yo estaba embarazada de poco más de tres meses cuando comencé a notar un revoloteo en mi vientre. Al principio pensé que serían gases o cualquier otra cosa, pero poco a poco era más frecuente e intenso así que no quedaba duda, era mi pequeñaja.

Sí, mi pequeñaja, esa que cuidó tan celosamente de su intimidad que no nos dejó conocer su sexo hasta el séptimo mes de embarazo, haciendo que su padre se llevara una pequeña decepción ya que él prefería que hubiera sido un niño. Lo cual no evitó que en nada y menos nuestro bichín se metiera a papi en el bolsillo.




Todavía recuerdo su primer pañal, ese que papá quiso cambiar muy voluntarioso para que yo no tuviera que levantarme de la cama. Por suerte en ese momento entró en la habitación una auxiliar y, viéndole tan hábil, se ofreció a cambiarlo ella. 

Quién iba a decirle a él que tan sólo veinte meses más tarde cambiaría el primer pañal de nuestro segundo hijo ya como todo un profesional en la limpieza de culitos de bebé. Y con el tercero ya fue pan comido, para entonces ya era capaz de cambiarlos con una mano y los ojos cerrados.

Y ya han pasado ocho años, ocho largos años desde ese momento tan indescriptible en que  por primera vez coges a tu hijo entre tus brazos y le aprietas contra tu pecho, en que ves su carita rosada, en que aspiras ese olor a nueva vida y te enamoras perdidamente de esa personita para siempre. Que deprisa se me han pasado.


                                                           ¡¡¡FELICIDADES PRINCESITA!!!




sábado, 24 de noviembre de 2012

Epidural, ¿necesitaré ponérmela?



Creo que más o menos todas sabemos lo que es la anestesia epidural, también llamada anestesia peridural. Se trata de la introducción de un analgésico en el espacio epidural, entre dos vertebras, bloqueando así las terminaciones nerviosas y anulando el dolor.




Pero no voy a entrar en detalles médicos. Sobre lo que voy a hablar hoy es sobre la duda que tenemos la mayoría cuando nos enfrentamos a nuestro primer parto, ¿me pongo la epidural? ¿Realmente la voy a necesitar? ¿El parto es tan doloroso como me han contado o voy a poder soportarlo?

Que el parto es doloroso no lo voy a negar. El periodo de dilatación será más o menos largo dependiendo de que sea tu primer hijo o tengas ya alguno, de cómo se presente la situación, de la posición del niño… Y lo mismo pasa con el dolor. Cada parto es completamente distinto. Incluso en una misma mujer cada uno de sus hijos le hará vivir una experiencia totalmente distinta y única.

En general pienso que le tenemos demasiado miedo al parto, a algunas mujeres casi diría que les provoca auténtico terror. Quizá sea por exceso de información, quizá porque las madres de nuestro entorno se empeñan en contarnos sus experiencias y complicaciones al dar a luz. Sin duda lo hacen con sus mejores intenciones, pero de esa manera lo que consiguen es provocarnos mayor inquietud.

El caso es que nos olvidamos de que nuestro cuerpo está perfectamente capacitado para soportarlo y al final ese miedo hace que nuestros partos sean más dolorosos. Pensemos en la cantidad de hijos que tenían nuestras abuelas y bisabuelas, y ellas no disfrutaban de las atenciones que tenemos hoy en día. Afrontaban el parto como lo que es, algo totalmente natural.

Si nos olvidamos del dolor y pensamos en lo que realmente importa, en que por fin vamos a conocer a nuestro chiquitín, estaremos dando el primer paso para que todo vaya lo mejor posible.

No voy a decirte que no te pongas la epidural ni muchísimo menos, esa es una decisión que debes tomar tú. Si no tiene muy claro lo que quieres hacer te recomiendo que tengas todo preparado. Habla con tu anestesista, hazte las pruebas que sean necesarias y ten los papeles listos y firmados. Espera a tomar la decisión en el momento, dependiendo de cómo se presente el parto y de lo doloroso que te resulte.




Independientemente de que vayas o no a utilizarla es muy importante que aprendas a relajarte. Ve a clases preparto o practica alguna técnica de relajación. Por mi experiencia puedo asegurar que cuanto más relajada estés más rápida será la dilatación y mucho más llevaderas las contracciones. Si estamos tensas el dolor se hace insoportable.

Aprender a concentrarte en tu respiración te ayudará a evadirte un poco y no prestar tanta atención al dolor. Te aseguro que la relajación es la mejor analgesia que pueden ofrecerte, es gratis y sin efectos secundarios. 





viernes, 21 de septiembre de 2012

Primer contacto con el recién nacido






Y llegó el momento que tanto deseabas, el momento de oír a tu bebé llorar por primera vez y ver su carita. Llevas nueve meses soñando con este momento, imaginando cómo será ese primer contacto piel a piel.

Por fin lo tienes ahí, ante tus ojos, cubierto aún por la capa de grasa que protegía su piel dentro de tu vientre, coloradito por el esfuerzo del parto, temblando por el cambio tan brusco de temperatura que ha sufrido, asustado por los ruidos y luces del exterior… Sí, es tu hijo, tu bebé recién nacido, ese ser que has llevado en tu interior y, que a partir de ahora, te acompañará en el complejo y gratificante camino de aprender a ser madre.

Te aconsejo que no idealices este primer contacto. Es posible que te enamores de tu niño nada más verlo, pero también es posible que no sea así, que mires a ese chiquitín y te sientas extraña, como si a pesar de tenerlo ante ti no terminaras de creerte que realmente eres madre. Yo, personalmente, he pasado por las dos experiencias.

No te sientas culpable por ello ni se te ocurra pensar que no lo quieres lo suficiente. El parto es un proceso agotador, tanto a nivel físico como emocional. No eres una mala madre, simplemente estás cansada. Te sorprenderá tu cambio de actitud cuando hayas reposado un poco.

Sea como sea tu primera reacción tras el parto al ver a tu recién nacido ten por seguro que es un momento que se grabará a fuego en tu memoria. Aquel dicho de las abuelas de que todo se olvida al ver su carita no es más que un tópico, pero de lo que puedes estar segura es de que volvería a pasar de nuevo por todo lo que acabas de pasar una y mil veces.


jueves, 6 de septiembre de 2012

Síntomas del embarazo, tercer trimestre.







Esta última etapa del embarazo suele hacerse un poco pesada. Por un lado tienes tantas ganas de conocer a tu bebé que no ves llegar el día en que nazca y por otro el volumen de tu panza empieza a resultarte incómodo . El embarazo se te está pasando rapidísimo y en cambio parece que no va a terminar nunca.

Llegado este momento tu hijo ya está prácticamente formado, los dos últimos meses los dedicará principalmente a engordar. Aún así es mejor que siga abrigadito dentro de su vientre hasta que llegue el momento, su organismo todavía no es lo suficiente maduro.

Como te decía, ahora el principal problema lo genera el tamaño que va alcanzando tu chiquitín. Veamos cuales serán los síntomas en este trimestre:

-          Es fácil que las piernas se te hinchen, sobre todo si pasas mucho tiempo de pie. Y si el final de tu embarazo coincide en los meses de verano todavía más. La causa que lo provoca es que tus venas están presionadas por el volumen de tu barriga, lo que entorpece el retorno venoso.

Siempre que puedas pon las piernas en alto, poniendo un cojín bajo tus pies cuando estás en el sofá, por ejemplo.

Siempre que puedas mueve tus pies girándolos sobre los tobillos, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.

Una ducha de agua fresca con la manguera de la ducha también te vendrá bien.






-          Quizá hasta ahora no hayas tenido ardor de estómago, y si lo has tenido puede que empeore. Nuestro pobre estómago está tan presionado que acabamos teniendo reflujo esofágico, es decir, que los jugos gástricos llegan hasta el esófago produciendo la molesta sensación de quemazón.

Evita las comidas demasiado pesadas, come varias veces al día en pequeña cantidad para que tu estómago no quede demasiado lleno e intenta dormir un poco incorporada colocando un cojín bajo tu espalda.

-          A estas alturas de embarazo el dolor de espalda no te perdonará. A parte del enorme peso que llevas colgando de tu cuerpo está el que nuestra columna se arquea para intentar mantener el equilibrio.

Ponerte calor te vendrá fenomenal. Yo tengo una mantita lumbar y la utilizaba muchísimo.

-          Si hasta ahora ibas al baño con frecuencia imagínate ahora que tu hijo te patea la vejiga.

-          Normalmente en esta etapa resulta difícil dormir, principalmente porque no encuentras una postura en la que te encuentres lo suficientemente cómoda. Si puedes intenta echar una cabezadita durante el día, te vendrá bien descansar.

-          No te preocupes si en ocasiones parece que te cuesta respirar. Tus pulmones, al igual que ocurre con la vejiga y el estómago, están cada vez más presionados. Tu pequeñín necesita ya mucho espacio.


Venga, un empujoncito más. Estos meses, como te decía al principio, se hacen un poco pesados, pero cada vez queda menos para el gran día.




miércoles, 5 de septiembre de 2012

Síntomas del embarazo, segundo trimestre.


Has conseguido superar la primera de las tres etapas del embarazo. A partir de ahora te sentirás mucho mejor y con más energía.
Lo más probable es que hayan desaparecido las nauseas, aunque sigues estando cansada te vas acostumbrado a la nueva situación, las pataditas de tu hijo van siendo cada vez más fuertes…

Este es sin duda el mejor de los tres trimestres. Poco ha poco vas dejando atrás los pequeños contratiempos del primero y aún es demasiado pronto para enfrentarte a los del tercero.

La mayoría de nosotras al llegar al tercero-cuarto mes de embarazo dejamos de sentir nauseas. Por desgracia no ocurre siempre, pero es lo más habitual. A partir de ahora mejorará tu apetito, puede que incluso comas algo más de lo que solías comer. Es normal, tu hijo cada vez necesita más nutrientes, por tanto tú también lo necesitas. Eso sí, olvídate del tópico de que una embarazada come por dos, es totalmente falso. Intenta llevar una dieta equilibrada, como variado y sano, no prescindas de nada mientras no te lo recomiende tu médico pero tampoco cometas excesos.




Tu barriguita seguramente ya se vaya notando. Si no has empezado a utilizar ropa premamá no tardarás en hacerlo. Tu vientre ya va adoptando su forma redondeada. ¿No es bonito ver cómo va creciendo?

Lo que si notarás es que cada vez vas más veces al baño. Cuanto más grande sea tu hijo menos espacio tendrá y más presionada estará tu vejiga, lo que te obligará a hacer pis cada dos por tres.

Todavía no has ganado mucho peso pero si pasas mucho tiempo en pie tus piernas se resentirán. Cuando estés sentada intenta mantenerlas elevadas para que se relajen y evitar que los pies se te hinchen.

Aprovecha estos meses para disfrutar a tope de tu embarazo, es el mejor de todos con diferencia. No quiero decir que no tengas pequeñas molestias, simplemente son las más llevaderas.

Además a partir de este momento es cuando realmente notarás a tu chiquitín, hasta ahora era demasiado pequeño y sus pataditas eran casi inapreciables. Al principio lo que notarás será como un suave revoloteo, puede que las confundas con gases. Te darás cuenta de que es tu bebé porque cada vez serán más fuertes y más frecuentes. Y es una sensación tan especial… A mí me encantaba notar las patadas de mis hijos.


Ha llegado el momento de disfrutar de tu embarazo. Ponte guapa que hay ropa premamá preciosa y luce tu pancita. 

martes, 4 de septiembre de 2012

Síntomas del embarazo, primer trimestre




Comienza tu andadura hacia la maravillosa experiencia de ser madre. Ya te has hecho una prueba de embarazo que te ha confirmado que es cierto, que un precioso bebé viene en camino.




Todavía es muy pronto y lo más probable es que aún no hayas empezado a acusar los primeros síntomas del embarazo, pero lamentablemente acabarán llegando. Quizá seas una de las pocas afortunadas que apenas tienen molestias. Si es así, ¡enhorabuena!

Para las demás haré un pequeño repaso de los problemillas que suelen incomodarnos durante la gestación.

  • Una de las primeras cosas que notarás, incluso antes de saber que estás embarazada, es que tus pechos están algo hinchados y especialmente sensibles.  Están comenzando a prepararse para la lactancia.
  • Tu vientre estará un poquito hinchado, como cuando está a punto de bajarte la regla, pero en este caso se debe a que tu útero está empezando a dilatarse para que tu chiquitín pueda anidar en él.
  • Es posible que unos días atrás hayas tenido un pequeño sangrado, casi imperceptible. Es el sangrado de implantación y se produce al adherirse el embrión a las paredes del útero. A veces se confunde este sangrado con el principio de la menstruación, pero si se debe a ello ni siquiera llegaras a sangrar, sólo tendrás un flujo rosado. Quizá ni llegues a apreciarlo.
  • ¿Te notas cansada? Tranquila, también es normal. Las hormonas están empezando a hacerse notar.
  • También necesitarás hacer pis con mucha más frecuencia de lo habitual. Otra de las jugarretas de las hormonas.
  • Prepárate para apreciar los olores mejor de lo que lo has hecho nunca. No sé si esto es una ventaja o una desventaja del embarazo. No está mal que uno de tus sentidos se afine, pero no cuando por ello algunos olores se hacen molestos.
  • Y dejo para el final el que probablemente sea el peor de todos: las nauseas. El primer trimestre es sin duda la peor de las etapas del embarazo en este aspecto. Ánimo, por regla general al llegar al segundo trimestre desaparecen como por arte de magia, así que relájate e intenta llevarlas lo mejor posible.


Toma nota de estos consejillos:

  1.  Las notarás especialmente al levantarte. Prueba a tener siempre en la mesita de noche alguna galleta o algo que puedas comer antes de levantarte, te ayudará al menos a aliviarlas. También intenta evitar los líquidos, al menos hasta que tu estómago se calme un poco.
  2. Intenta no pasar demasiado tiempo con el estómago vacío y no te des atracones.
  3. A veces ayuda recostarte un poco en silencio durante un momento.
  4. Si son demasiado fuertes y no te dejan hacer vida normal habla con tu matrona, ella te recetará un antihemético para que te ayude a mantenerlas bajo control.


Si las nauseas se convierten en vómitos habla con tu médico lo antes posible, sobre todo si vomitas siempre después de comer, podría ser peligroso tanto para ti como para tu pequeño. Recuerda que están ahí para ayudarnos.

http://fuimadreprimeriza.blogspot.com.es/2012/09/sintomas-del-embarazo-2-trimestre.html


¡Feliz primer trimestre!







lunes, 3 de septiembre de 2012

Ácido fólico en el embarazo y otros suplementos vitamínicos


No es necesario mencionar la importancia tan grande que tiene una dieta sana y equilibrada para nuestra salud, cuanto más cuando hablamos de la alimentación en una embarazada.

Si bien la dieta durante el embarazo ha de ser lo más completa y variada posible, aún así serán necesario algunos complementos vitamínicos para suplir ciertas carencias que podrían impedir un correcto desarrollo del bebé.

-          Ácido fólico.- también llamado folato, es el nombre con que conocemos a una de las vitaminas del grupo B, concretamente la B9.

Esta vitamina está presente en las verduras de hoja verde, legumbres y frutos secos, zumo de naranja y levadura de cerveza.




El ácido fólico es imprescindible para la formación de nuevas células  y un aporte insuficiente puede provocar serias complicaciones en el embarazo. Está comprobado que un aporte extra reduce los defectos en el desarrollo del tubo neural de manera considerable.

Es recomendable que comiences a tomarlo unos tres meses antes de buscar el embarazo para que las reservas de tu cuerpo sean lo suficientemente grandes para afrontar esta nueva etapa de tu vida. Si los niveles son adecuados tu bebé recibirá la cantidad necesaria para su desarrollo.

Tampoco te alarmes si no has empezado a tomarlo aún. Seguro que tu médico te lo receta tan pronto como se entere de que esperas un bebé.

-          Yodo.- es imprescindible para sintetizar las hormonas tiroideas, vitales en el desarrollo cerebral. Es posible que ya los estés tomando dependiendo del ácido fólico que te haya recetado tu médico. Algunas pastillas contienen tanto uno como otro. Si no lo estás tomando aún será tu ginecólogo quien te lo prescribirá.

-          Hierro.- aunque tus niveles sean normales y no seas propensa a la anemia es casi seguro que tendrás que tomarlo en algún momento de tu embarazo. Lo habitual es que a partir del quinto o sexto mes empieces a necesitarlo. Será tu médico, a través de las analíticas, quien estará al tanto de tus necesidades y te lo recomiende cuando lo crea necesario.






      Estos son los suplementos más comunes. Si necesitas algún otro aporte vitamínico será tu especialista quien deberá valorarlo.
                                                                                                                      



viernes, 31 de agosto de 2012

Mi primer parto, por fin conocí a mi princesita.






Ya que hemos hablado de cómo fue el nacimiento de mi segundo hijo tendré que contarte también como fue el de mi niña. No pensaba hacerlo porque no fue un parto sencillo y no me gustaría inquietarte, pero por otro lado es la mejor manera de que veas que cada parto es diferente y que no debemos pensar en como han sido los partos de las demás. Ni tan siquiera podemos comparar lo que pasamos nosotras con unos hijos y con otros.

El embarazo lo llevé estupendamente. Quitando que los primeros meses casi tenía que obligarme a comer porque no tenía hambre a ninguna hora de poco más me enteré. Fue un embarazo muy bueno.

El único problemilla, o quizá debería decir mejor decepción, fue que mi parto fue inducido. Después de tanto tiempo pensando en cómo sería ese día, si se pasaría tan mal como se supone, si sabría reconocer que había llegado el momento… Todas esas preguntas que nos hacemos antes de haber pasado por la experiencia, era el ginecólogo y no mi niña quien decidía que había llegado el momento.

De pronto todo cambiaba. Ya no tendría que salir corriendo cuando tuviera contracciones cada cinco minutos, como me habían recomendado en las clases de preparación al parto, ni vigilar si mi líquido amniótico era lo bastante limpio en caso de romper la bolsa antes de llegar al hospital.




Tal día como un 30 de noviembre iba por la tarde a monitores y después a que viera mi ginecólogo los resultados. Al comprobar en la ecografía que tenía poco líquido amniótico y revisar la gráfica de la consulta anterior pensó que quizá la nena no soportara bien el trabajo de parto, así que decidió que lo mejor era ingresarme y provocarme unas contracciones para asegurarse de que todo estaba regla.

Me subieron a planta, me colocaron las correas para la monitorización y me pusieron el gotero de oxitocina.
No recuerdo cuanto duró, no fue mucho, pero después las contracciones no cesaban y tuve que pasar la noche en el hospital.

Yo confiaba en que a la mañana siguiente me darían el alta, pero me equivocaba. Como ya me faltaba algo menos de dos semanas para salir de cuentas decidieron que, al estar el embarazo a término, era preferible provocarme el parto y evitar problemas.

Y ahí empezó mi odisea. Enseguida comenzaron con la inducción. Nunca pensé que fuera a durar tantísimo. Estábamos a 1 diciembre y serían como las diez de la mañana.

Por fin el día 2, cerca del mediodía, parecía que iba llegando la hora de conocer a mi pequeña. Pero tuve tan  mala suerte que fue a tocarme una matrona no precisamente “simpática” y muy poquito profesional. Tanto que ni siquiera se percató de que había dilatado por completo cuando pensó que era el momento de ponerme la epidural.

Después de más de 24 horas desde que empezaran a provocarme el parto, después de haber pasado por todo el proceso de dilatación y estar por fin preparada, me ponen anestesia y me paran el parto.

Al darse cuenta de que había metido la pata a la buena señora le entraron las prisas. Hacía ya varias horas que mi bolsa se había roto, yo estaba agotada y mi chiquitina, que estaba muy a gusto y calentita en la barriga de mami, se negaba a salir.

El tiempo que pasé en paritorio se me hizo interminable. Yo no podía ni con mi cuerpo y esa “individua”  que me atendió daba la sensación de que tenía aún menos experiencia en partos que yo. Hasta que apareció un ginecólogo, presionó un poco mi abdomen durante la siguiente contracción y en ese mismo pujo mi muñequita por fin se decidió a salir a conocernos.



Ahí estaba, tan chiquitina, tan frágil, tan bonita… No voy a decirte que al ver su cara todo se me olvidó, eso realmente no ocurre. Yo al menos no he olvidado mis partos y tampoco quiero hacerlo. Lo que sí es cierto es que todo lo que has tenido que pasar hasta poder apretarle contra tu pecho pasa a un segundo plano y lo único que puedes pensar sobre ello es que ha valido la pena.

Creo que mis primeras palabras al salir de paritorios fueron que no volvería a ponerme epidural. Y así fue, mis otros dos partos fueron sin anestesia.

No puedo terminar sin decirte que a pesar de todo no me desanimé lo más mínimo. Once meses después volvía a estar embarazada, ya había encargado un hermanito para mi niña.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Toxoplasmosis, protégete también en la cocina.




Existen otras posibles vías de contagio para la toxoplasmosis, como te comentaba en mi post anterior.
http://fuimadreprimeriza.blogspot.com.es/2012/08/la-toxoplasmosis-como-evitarladurante.html

Si manipulas tierra, de tus macetas, por ejemplo, hazlo con guantes y lávate las manos cuando termines. Es posible que algún animal haya dejado allí sus deposiciones y es potencialmente peligroso.

Igualmente necesitarás precaución en la cocina. Recuerda:

-          Huevos.- es preferible que los laves, sobre todo si son de corral. Y después de manipularlos tendrás que lavarte las manos.

Ya sé que insisto mucho en el lavado de manos pero si quieres estar segura no te quedará más remedio que hacerlo. Si hubieras estado en contacto con el parásito podría llegar hasta tu boca al comer o hasta tus ojos al tocarlos. Mejor curarse en salud.

-          Frutas y verduras.- ya te habrán aconsejado que peles la fruta y que la verdura la tome preferiblemente cocinada.

Si te gustan las ensaladas no es necesario que te prives de ellas. Puedes poner unas gotitas de lejía en el agua para desinfectarlas o utilizar alguno de los productos específicos que encontrarás en el mercado para este fin. Tengo que reconocer que modifican ligeramente el sabor pero es preferible a tener que prescindir de comerlas.




En cuanto a las frutas, reconozcámoslo, algunas están mucho más ricas sin pelar. O los tomates. Para mí comer los tomates pelados resultaba todo un reto. Mi pequeño truco para no tener que eliminar la piel era lavarlos con un poquito del mismo jabón que utilizo para la vajilla. Si mis platos quedan limpios y desinfectados ¿por qué no debería ser así con las frutas que voy a comer?

-          Carnes y embutidos.- la carne deberá estar muy bien cocinada. Si eres de las que prefieren el filete rojito por dentro, lo siento, vas a tener que acostumbrarte a comerlo bien pasado.

Cuando cocines con carne procura limpiar bien todas las superficies que hayan entrado en contacto con ella y, por supuesto, tus  manos también.

Con los embutidos estamos en lo mismo, deberán estar muy bien curados. Tendrás que rechazar los que estén demasiado “blandos”. Un truquito sencillo y útil es congelarlos antes de su consumo.




Es posible que ahora mismo estés un poco confusa y asustada pensando en que son demasiadas cosas, pero no lo son para nada, te lo aseguro. Hagamos un pequeño resumen:

 1.-        Ten cuidado con la tierra y, si es posible, deja que otra persona se ocupe de tus gatitos.

 2.-       La carne deberá estar bien cocinada, los embutidos lo bastante curados, las frutas y verduras desinfectadas y tendrás que lavarte las manos tras utilizar huevos.

Y eso es todo. Ya verás como enseguida te acostumbras y no es para tanto.




La toxoplasmosis, cómo evitarla durante el embarazo.







La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa provocada por un parásito, el toxoplasma gondii. Por lo general es una infección que pasa prácticamente inadvertida. En ocasiones ni siquiera presenta síntoma alguno y en otras ocasiones puede ser confundida con una gripe o provocar ligeros dolores musculares.

No podemos decir lo mismo si se contrae durante el embarazo. Dependiendo del momento de la gestación en que nos encontremos puede provocar problemas más o menos graves, abortos, malformaciones en el feto…Pero tranquila, siguiendo unos sencillos consejos puedes evitar contagiarte.

Posiblemente nunca hayas oído hablar de la enfermedad hasta ahora. Al hacerte los primeros análisis de tu embarazo te ha sorprendido ver que no estás inmunizada contra ella.

Lo que sí habrás oído más de una vez es  que las embarazadas no pueden estar en contacto con gatos y, si tienes alguno en casa, nada más quedarte embarazada te habrán aconsejado que te deshagas de ellos. Puedo asegurarte que no es necesario. La única manera de inmunizarse contra la toxoplasmosis es haberse infectado en alguna ocasión. Yo tengo gatos en casa desde hace muchos años y sigo sin estar inmunizada.

Para empezar, sólo un gato infectado puede trasmitir la enfermedad. Un gato que tenga acceso al exterior es más fácil que pueda infectarse al estar en contacto con otros animales o al comer carne con el parásito. Un gato que no pueda salir es muy difícil que lo contraiga.

Sea como sea, manteniendo la higiene adecuada no corres ningún peligro.

Lo ideal sería que otra persona se ocupara de limpiar el cajón de arena. Si no puede ser, es preferible que utilices guantes de goma para cambiarla y que nada más terminar te laves bien las manos.

Lo mismo te digo si has jugado o acariciado a tus gatos. Aunque el riesgo no sea tan grande como quieren hacernos creer tampoco está de más extremar las precauciones, es el momento menos indicado para contagiarte.





Dejando a un lado a tus mascotas, deberías saber que no es la única manera de contraer la enfermedad. Seguramente tu matrona ya te habrá informado al respecto, pero vamos a ver de nuevo las posibles causas.




martes, 28 de agosto de 2012

La piel durante el embarazo, evita las estrías y las manchas







Si bien siempre hemos de cuidar, proteger e hidratas nuestra piel, el embarazo es uno de esos momentos de nuestra vida en los que debemos prestarle especial atención. Durante los próximos nueve meses tus tejidos estarán sometidos a un gran estiramiento que, si no tomamos las medidas oportunas, provocará la rotura de las fibras de colágeno haciendo que aparezcan las antiestéticas estrías.

En el mercado encontrarás una gran variedad de productos específicos entre los que tendrás que elegir el que mejor se adapte a tus gustos y necesidades. Yo te recomendaría que comiences a utilizarlos antes de quedarte embarazada para que la piel esté bien nutrida cuando llegue el momento. Si no lo has hecho intenta empezar lo antes posible, no esperes a que tu tripita empiece a crecer para hacerlo.

Una señal de que tu piel no está lo suficientemente hidratada es que notes picor o tirantez. Si es así quizá tu piel necesite una hidratación más intensa. Deberías usar mayor cantidad de crema o cambiarla por otra que nutra más.

Recuerda que las zonas que más debes vigilar son abdomen, pechos, caderas y muslos. Son las que más van a sufrir los efectos del embarazo y las que más aumentarán de volumen.

Por otro lado, tu piel estará más sensible de lo habitual por lo que deberás extremar el cuidado cuando te expongas al sol o entres en contacto con productos potencialmente irritantes.

Ponte siempre protector solar antes de salir de casa, incluso en invierno. Durante el embarazo nuestra sensibilidad al sol es muy superior lo que aumenta el riesgo de que aparezcan manchas oscuras, principalmente en el rostro.

Ten mucho cuidado al manipular productos químicos, como desengrasantes o amoniacos. Aunque los hayas usado anteriormente sin ningún problema ahora podrían irritarte la piel o incluso darte alergia.

Otro tanto ocurre con los tintes de pelo. Quizá hayas oído que las mujeres embarazadas  no pueden teñirse. No es totalmente cierto pero tampoco va desencaminado. Si quieres utilizarlos te aconsejo que primero pongas unas gotitas sobre tu piel y esperes unos minutos para ver como reacciona. Si sientes picor o comezón tendrás que dejarlo para otro momento.

Ya ves, conseguir que tu piel luzca bonita y radiante durante el embarazo es tan fácil como seguir unos sencillos consejos: hidrátate bien, usa siempre protector solar y ten cuidado con los productos químicos. ¡Y presume de piel!


Disfruta del embarazo, ¡Vas a ser madre!








Sin duda alguna, uno de los momentos más maravillosos de nuestra vida es el embarazo, esa etapa mágica que recordamos con nostalgia y que añoramos con todo nuestro ser a pesar de las molestias y trastornos típicos de la gestación.  Si a cualquier madre le ofrecieran la oportunidad de volver a vivir la experiencia muy pocas serían las que la rechazasen.

Quizá esto te parezca una locura si no llevas el embrazo precisamente bien, pero, aunque no lo creas, algún día a ti también te pasará.

Por desgracia no es posible dar marcha atrás en el tiempo y no volveremos a tener la oportunidad de revivirlo, así que, querida “gordita” disfruta de tripita todo lo que puedas en este momento, es más corto de lo que en principio pueda parecer.

Cuando nos quedamos embarazadas por primera vez estamos tan centradas en que todo sea perfecto que no nos damos tiempo para pensar en nosotras y en nuestro bebé. Al pensar en lo que significa la maternidad nos viene a la mente la imagen de una reciente mamá mirando con dulzura a ese chiquitín que acaba de llegar a este mundo. Nos olvidamos de que se empieza  a ser madre mucho antes. Eres madre cuando esperas ansiosa el resultado de tu test de embarazo con el corazón desbocado; eres madre cuando te emocionas al ver esa “gambita cabezona” en la primera ecografía que te confirma con sus pataditas al aire que realmente hay un nuevo ser creciendo en tu interior; cuando disfrutas de esas patadas desde el interior de tu vientre, hasta cuando ya resultan molestas porque tu hijo no tiene suficiente sitio para moverse; cuando eres feliz al mirarte al espejo y darte cuenta de que estás perdiendo tus curvas para convertirte en una enorme “pelota”.

Resumiendo, aunque aún no le conozcas, aunque todavía no hayas visto su carita rosada, ya eres madre. ¿O no es cierto que desde el momento en que te enteraste de que estabas embarazada te cuidas más que nunca para que tu bebé esté lo mejor posible y nazca sano? ¿No te habías dado cuenta de que ya estás actuando como una madre?

Ser madre es el mayor regalo del que disfrutamos por pertenecer al sexo femenino, por tener la oportunidad de establecer ese vínculo tan especial que nos une a nuestro hijo, ese lazo invisible que, a través del cordón umbilical, nos hace enamorarnos de nuestro bebé desde el mismo momento en que nos enteramos de que está empezando a formarse dentro de nuestro cuerpo. Disfruta de tu embarazo todo lo que puedas, contempla tu pancita, acaríciala, hablále a tu ombligo… Llegará el día en que la eches de menos.






lunes, 27 de agosto de 2012

Llegó mi segundo bebé y con él mi segunda alegría








Estamos a 21 de agosto, hoy mi niño cumple 6 añitos. ¡Madre mía, seis años ya! Me parece mentira, si parece que fue ayer cuando nació.

Para mí no fue el primer parto sino el segundo, pero como aquí de lo que vamos a hablar es de nuestras experiencias he decidido contarte como fue el mío.

Pensaba que no iba a llegar nunca el momento. Se me retrasó el parto seis días y me parecía que no iba a terminar nunca mi embarazo, que iba a quedarme para siempre con mi barrigota de embarazada. Con lo poco que cunden seis días y lo largos que se me hicieron a mí. Ya estaba contando los días que faltaban para que me lo provocaran si mi niño no se decidía a salir él solito. Ya no aguantaba más aquella barriga inmensa. Entre que era como una pelota enorme y los calores del mes de agosto, los días se me hacían eternos.

Justo ese día fui a monitores a primera hora de la mañana y el ginecólogo ya me advirtió cuando me vio que lo más seguro es que naciera ese mismo día. Y yo, que no notaba absolutamente nada, no me lo creí.
A lo largo de la mañana sí que noté alguna contracción, pero muy suaves y muy de cuando en cuando. Fue al mediodía cuando empezaron a regularse aunque eran muy distanciadas. Además iban acortando tiempo tan rápidamente que yo, después del interminable parto inducido de su hermana, estaba convencida de que era una falsa alarma y que iban a parar en cualquier momento.

A eso de las cinco de la tarde avisé a la abuela para que viniera a buscar a la nena, que estaba a punto de despertarse de su siesta. Las contracciones para entonces ya iban siendo bastante fuertes.

Inmediatamente después avisé a papá, tranquilizándole para que no agarrara el coche e intentará llegar como un cohete, el peque no iba a llegar tan rápido. ¿O sí?

Hice las llamadas aprovechando el descanso entre dos contracciones. Mi sorpresa es que entre una y otra apenas habían pasado unos tres minutos. Así que sin esperar a papá salí zumbando para el hospital.
Media hora después estaba ingresada y me estaba mirando una matrona. Mi dilatación era de ¡ocho centímetros! Si me descuido un poco lo tengo en casa.

Como una hora después llegó papá, entró en la sala de dilatación a saludarme, le mandaron salir para echarme un vistazo y me pasaron directamente a paritorio. Unos minutos más tarde, tras un par de pujos, nacía mi gordito con 3,750Kg.

Eran las siete menos diez, una hora y veinte minutos después de ingresar. Menos mal que vivo al lado del hospital, sino ese día habría salido en las noticias.

domingo, 26 de agosto de 2012

Confirmado, estás embarazada





Por fin tienes el resultado. Después de esos interminables minutos de espera el test de embarazo te confirma que estás embarazada. Es imposible describir lo que estás sintiendo en este momento. Por una parte te sientes feliz por que por fin vas a saber lo que es ser madre y por otro te sientes totalmente asustada, confusa. Te pierdes en una espiral de sentimientos contradictorios, no sabes si reír o llorar, estás ilusionada con la idea de poder estrechar a tu bebé entre tus brazos dentro de unos meses y al mismo tiempo te inquieta la idea de no estar a la altura como madre.

Jamás olvidaré el momento en que vi las dos rayas en mi prueba de embarazo. Las lágrimas corrían por mis mejillas sin poder evitarlo. Iba a ser madre, iba a tener un hijo…

De momento, ¡relájate! Tu chiquitín todavía tiene que crecer mucho dentro de tu vientre antes de que llegue el momento de ejercer de mamá. Ahora tienes que pensar en ti, en cuidarte, en llevar una dieta equilibrada, no cometer excesos y, sobre todo, en disfrutar del momento tan especial que se te presenta.

En primer lugar deberás acudir a tu matrona. En la primera visita te hará tu cartilla de embarazada, te explicará brevemente las pruebas y consultas que te van a realizar a lo largo del embarazo y te aconsejará sobre los cuidados que debes seguir.

Una de las cosas más importantes durante el embarazo es que estés tranquila, que evites el estrés en lo que puedas. Ya sé que no siempre es fácil pero sí es primordial tanto para ti como para tu bebé.

No puedo decirte como será tu embarazo. Cada embarazo es diferente y cada mujer lo vive de distinta manera. Mis tres embarazos fueron completamente distintos, los trastornos que sufrí fueron diferentes, ni siquiera mi barriga creció de la misma manera. El único consejo que puedo darte es que te cuides y disfrutes de esta etapa tan maravillosa que es el embarazo.

No adelantemos acontecimientos. Todo irá llegando poco a poco y yo estaré aquí para resolver tus dudas según vayan llegando.


Ha llegado el momento de hacerte una prueba de embarazo

Sí, ya sé lo que me vas a decir, entiendo perfectamente lo que te pasa, recuerda que yo también he pasado por ello. Han pasado unos días desde la fecha en la que debería haberte bajado la regla pero sigue sin haber ni rastro de ella. En tu mente se agolpan las preguntas: “¿Y si estoy embarazada?”, “¿Cómo saber si estoy embarazada?”, “¿Qué tengo que hacer si estoy embarazada?”…

Aún recuerdo la primera vez que pasé por ello. Miles de mariposas revoloteaban en mi estómago, por un lado deseaba con todas mis fuerzas, estar esperando un bebé  y por otro me aterraba la idea. ¡Uff! Qué nervios, ¿verdad?

Es probable que notes los síntomas típicos de la menstruación, tu barriga posiblemente esté un poquito hinchada y tus pechos sensibles, como cuando está a punto de bajarte.

Lo que no sabemos la primera vez que nos quedamos embarazadas es que estos también pueden ser síntomas de embarazo. Estamos tan habituadas a escuchar hablar de las nauseas matutinas que pensamos que esta será la manera en que nos enteraremos pero no es lo más probable. Hasta que no haya pasado el tiempo suficiente para que los niveles hormonales empiecen a hacerse notar seguramente no aprecies ningún cambio ni dentro ni fuera de tu cuerpo.

¿Qué tienes que hacer ahora? La mejor manera de salir de dudas es que te hagas un test de embarazo. No tendrás ningún problema para encontrarlo en cualquier farmacia. Si lo prefieres puedes pedir cita con tu médico para que sea él quien te lo haga. Sea cual sea la manera en que elijas el resultado será bastante fiable. 









Los test actuales son tan seguros que pueden confirmar el embarazo incluso antes del retraso, pero aún así yo en tu lugar no me lo haría hasta al menos uno o dos días después. Cuantos más días pasen desde la concepción mayor será la concentración hormonal y menores las probabilidades de que tengamos un falso negativo.

Lo más recomendable es que te lo hagas a primera hora de la mañana, como para cualquier otra prueba de orina. Ya sabes que tras toda la noche la concentración es mucho mayor.

Puedes orinar directamente sobre la prueba o puedes hacerlo en algún recipiente y después introducirla. Yo te recomendaría la segunda opción, te aseguro que los nervios pueden jugarte una mala pasada y si no la mojas bien puede no darte el resultado correcto. Cualquier vasito limpio puede servirte. Piensa que lo que mide el test es una hormona, la GCH, y esta no va a alterarse por entrar en contacto con alguna impureza. Un vaso de yogur lavado puede servirte, por ejemplo.

El tiempo que debes esperar tendrás que comprobarlo en las instrucciones que vienen dentro de la cajita. El resultado aparecerá en unos minutos que variarán dependiendo del fabricante.

Respira hondo, moja la barrita y a esperar unos minutos. ¡Buena suerte amiga mía!