Sin duda alguna, uno de los momentos más maravillosos de nuestra
vida es el embarazo, esa etapa mágica que recordamos con nostalgia y que
añoramos con todo nuestro ser a pesar de las molestias y trastornos típicos de
la gestación. Si a cualquier madre le
ofrecieran la oportunidad de volver a vivir la experiencia muy pocas serían las
que la rechazasen.
Quizá esto te parezca una locura si no llevas el embrazo
precisamente bien, pero, aunque no lo creas, algún día a ti también te pasará.
Por desgracia no es posible dar marcha atrás en el tiempo y
no volveremos a tener la oportunidad de revivirlo, así que, querida “gordita”
disfruta de tripita todo lo que puedas en este momento, es más corto de lo que
en principio pueda parecer.
Cuando nos quedamos embarazadas por primera vez estamos tan
centradas en que todo sea perfecto que no nos damos tiempo para pensar en
nosotras y en nuestro bebé. Al pensar en lo que significa la maternidad nos
viene a la mente la imagen de una reciente mamá mirando con dulzura a ese
chiquitín que acaba de llegar a este mundo. Nos olvidamos de que se
empieza a ser madre mucho antes. Eres
madre cuando esperas ansiosa el resultado de tu test de embarazo con el corazón
desbocado; eres madre cuando te emocionas al ver esa “gambita cabezona” en la
primera ecografía que te confirma con sus pataditas al aire que realmente hay
un nuevo ser creciendo en tu interior; cuando disfrutas de esas patadas desde
el interior de tu vientre, hasta cuando ya resultan molestas porque tu hijo no
tiene suficiente sitio para moverse; cuando eres feliz al mirarte al espejo y
darte cuenta de que estás perdiendo tus curvas para convertirte en una enorme
“pelota”.
Resumiendo, aunque aún no le conozcas, aunque todavía no
hayas visto su carita rosada, ya eres madre. ¿O no es cierto que desde el
momento en que te enteraste de que estabas embarazada te cuidas más que nunca
para que tu bebé esté lo mejor posible y nazca sano? ¿No te habías dado cuenta
de que ya estás actuando como una madre?
Ser madre es el mayor regalo del que disfrutamos por
pertenecer al sexo femenino, por tener la oportunidad de establecer ese vínculo
tan especial que nos une a nuestro hijo, ese lazo invisible que, a través del
cordón umbilical, nos hace enamorarnos de nuestro bebé desde el mismo momento
en que nos enteramos de que está empezando a formarse dentro de nuestro cuerpo.
Disfruta de tu embarazo todo lo que puedas, contempla tu pancita, acaríciala,
hablále a tu ombligo… Llegará el día en que la eches de menos.
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