Estamos a 21 de agosto, hoy mi niño
cumple 6 añitos. ¡Madre mía, seis años ya! Me parece mentira, si parece que fue
ayer cuando nació.
Para mí no fue el primer parto sino el
segundo, pero como aquí de lo que vamos a hablar es de nuestras experiencias he
decidido contarte como fue el mío.
Pensaba que no iba a llegar nunca el
momento. Se me retrasó el parto seis días y me parecía que no iba a terminar
nunca mi embarazo, que iba a quedarme para siempre con mi barrigota de
embarazada. Con lo poco que cunden seis días y lo largos que se me hicieron a
mí. Ya estaba contando los días que faltaban para que me lo provocaran si mi
niño no se decidía a salir él solito. Ya no aguantaba más aquella barriga
inmensa. Entre que era como una pelota enorme y los calores del mes de agosto,
los días se me hacían eternos.
Justo ese día fui a monitores a primera hora de la mañana y el ginecólogo ya me advirtió cuando me vio que lo más seguro es que naciera ese mismo día. Y yo, que no notaba absolutamente nada, no me lo creí.
A lo largo de la mañana sí que noté
alguna contracción, pero muy suaves y muy de cuando en cuando. Fue al mediodía
cuando empezaron a regularse aunque eran muy distanciadas. Además iban
acortando tiempo tan rápidamente que yo, después del interminable parto
inducido de su hermana, estaba convencida de que era una falsa alarma y que
iban a parar en cualquier momento.
A eso de las cinco de la tarde avisé a la abuela para que viniera a buscar a la nena, que estaba a punto de despertarse de su siesta. Las contracciones para entonces ya iban siendo bastante fuertes.
Inmediatamente después avisé a papá, tranquilizándole para que no agarrara el coche e intentará llegar como un cohete, el peque no iba a llegar tan rápido. ¿O sí?
Hice las llamadas aprovechando
el descanso entre dos contracciones. Mi sorpresa es que entre una y otra apenas
habían pasado unos tres minutos. Así que sin esperar a papá salí zumbando para
el hospital.
Media hora después estaba
ingresada y me estaba mirando una matrona. Mi dilatación era de ¡ocho
centímetros! Si me descuido un poco lo tengo en casa.
Como una hora después llegó papá, entró
en la sala de dilatación a saludarme, le mandaron salir para echarme un vistazo
y me pasaron directamente a paritorio. Unos minutos más tarde, tras un par de
pujos, nacía mi gordito con 3,750Kg.
Eran las siete menos diez, una hora y veinte minutos después de ingresar. Menos mal que vivo al lado del hospital, sino ese día habría salido en las noticias.
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